TRADICIONES Y LEYENDAS DE VALENCIA

En numerosos pueblos de la Comunidad Valenciana aún hoy siguen vivas las leyendas que sus gentes, sus montañas, sus campos, sus fuentes…guardan, y que, vía oral, tradicionalmente pasan de generación en generación. Interesantes relatos que si bien son más tradicionales que históricos forman parte del quehacer popular.

La figura del murciélago

Cuenta la leyenda que el rey Jaime I el Conquistador estaba acampado en las cercanías de Valencia en su intento de arrebatar el control de la ciudad a los árabes.

Una noche, dormía el ejército cristiano tranquilo y confiado cuando se oyó un sonido muy extraño en las proximidades de la tienda del mismo Rey. Un soldado que oyó el misterioso ruido corrió a despertar al Rey que de inmediato dio la orden de que estuvieran todos alerta y vigilantes.

Al poco tiempo, el campamento cristiano sufrió un ataque sorpresa del ejército musulmán. La lucha fue terrible, pero el ejército de Jaime I, que estaba alerta, venció la batalla y el ejército de los árabes tuvo que retirarse.

Al acabar la batalla, se quiso saber el origen de aquel misterioso sonido que había puesto en guardia al ejército cristiano. Descubrieron que había sido un murciélago que había estado golpeándose a sí mismo en un tambor y había tirado al suelo algunas armas que habían provocado el misterioso estruendo que habían escuchado en mitad de la noche.

En agradecimiento al murciélago, Jaime I hizo poner al murciélago en la parte más alta del escudo de la ciudad de Valencia.

Las cabezas de piedra de la Catedral o leyenda de las trescientas doncellas

Cuentan que Jaime I prometió a sus soldados antes de acometer la toma de la ciudad de Valencia que los primeros en entrar merecerían el honor de repoblar la ciudad con mujeres traídas de sus pueblos de origen.

Fueron tres leridanos sobre los que recayó tal distinción, y así se hizo venir a trescientas doncellas leridanas. Se produjeron inmediatamente siete matrimonios cuyas cabezas e iniciales pasaron a la posteridad esculpidos en piedra en la Puerta del Palau de la Catedral de Valencia.

Otra corriente cuenta en cambio que fueron siete caballeros leridanos los que, ayudados por sus esposas, formaron una caravana de trescientas doncellas y guiaron a las muchachas desde Lérida hasta Valencia para ayudar al rey Jaime I a repoblar las tierras recién reconquistadas.

La horchata.

Cuenta la leyenda de la zona del Levante, que cuando el rey Jaime I llegó a Valencia, se le acercó una niña campesina de una alquería mientras estaba aún montando en su caballo para ofrecerle un cuenco con una bebida fresca y dulce.

El Rey, mirando el líquido blanco que reposaba en el cuenco, preguntó a la niña si eso era leche. La niña le contestó que era leche, pero de chufa, y le pidió que lo probara. El Rey Jaime I, sorprendido por el sabor de la bebida exclamó. “Llet no, aixó es or, xata” (Leche no, esto es oro, chata).

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